21 feb 2010

Documental Polar

Un Oso Polar, aventurado a nadar por el Océano Ártico durante más de 3 días sin descanso, solo, cansado, muerto de hambre, consigue llegar a una zona costera repleta de morsas con colmillos que pueden alcanzar casi el metro de largo, necesita conseguir presa para sobrevivir y después de descansar un poco se adentra en la manada de morsas pero no tiene mucha suerte, la piel de la morsa es dura, resbaladiza, y se protegen unas a otras porque también tiene su derecho a sobrevivir. Consiguen escapar, al día siguiente el oso está cansado, herido por los grandes colmillos, las morsas ya no lo ven como amenaza...



Él mismo se cava una especie de hoyo para tumbarse, sabe que ya no puede luchar más, sabe que va a perecer...


Nada que ver con los pingüinos, viven en manadas y cuando la madre pone el huevo se lo entrega al padre y ésta en compañía de otras "señoras pingu" se adentran en las heladas aguas para conseguir pescado, calamares y alimentar a sus hijos. El padre lleva meses sin comer pero guarda dentro de sí comida para cuando nazca su cría. Cuando al horizonte ven llegar a sus parejas hembras traen una entusiasmada alegría que todos celebran, y es aquí cuando la cría vuelve a brazos de su madre pero primero tiene que ganarse la confianza de su pareja. El primer año de la cría del pingüino es muy duro, y no todos consiguen sobrevivir, tampoco lo es para los adultos que pueden morir dejando a sus crías huérfanas, en ese momento otros pingüinos que se quedaron sin hijos intentan adoptar a estos huérfanos, así no hay ninguno que se quede solo... tan solo como los cachorros de osos polares, que después de pasar 24 meses con su madre se independizan para realizar su camino solitario.... tan solitario y triste como aquel osito que se cavó practicamente su propia tumba.

Curiosa la naturaleza de cada ser vivo, como es curiosa la naturaleza de cada ser humano.

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